La pequeña niña observa todos los días el ritual de su padre, el trabajo
que le habían encomendado para el resto de su vida: obtener colores de la
propia naturaleza, ¿para qué? Para crear lo que hoy llamamos arte, un
arte que para ellos no era otra cosa que un ritual, una llamada a la
naturaleza, a los dioses y las estrellas para ayudarlos en la caza.
La joven niña aprende como buena discípula la técnica de la obtención
de pigmentos a través de la naturaleza. Para las líneas
gruesas se utiliza carbón vegetal, con algunos minerales conseguimos
amarillos y ocre y hasta de algunos fluidos se obtienen colores. Ella no
sabe leer, ni casi interpretar las imágenes, pero tiene una cosa clara, las
quiere pintar, las quiere plasmar en las cuevas, dejarlas, sin saberlo
aún, para siempre en los libros de la historia del arte.
Sabe de colores, obtenerlos, desde pequeña lo ha visto, pero no
es eso lo que le interesa.
A ella le interesa dibujarlos.
Lo hace desde pequeña en la tierra húmeda de su alrededor, en la arena del
suelo y hasta en los troncos de los árboles, dibujar los animales que
ve a su alrededor.
Pero ella sólo tiene un pensamiento, solo uno le atormenta, y es cómo
decirle a su padre que no le interesa su trabajo, que por nada
del mundo querría dicha tarea. Su sueño está relacionado con los
colores, sí, pero con otro fin: utilizarlos para crear
arte.
La inocente niña el único problema que ve en su decisión es
decepcionar a su padre por no seguir su camino, decirle que no quiere obtener
pigmento, que para ella su sueño es pintar y dibujar, transmitir con
su arte.
Nadie le ha planteado a esa niña que el verdadero problema es haber nacido
niña, que su verdadero problema radica en su sexo, en ser mujer y que la única
tarea encomendada para ella no es otra que la de criar
niños, amamantarlos y ser recolectora, que la única manera de dejar
su huella en la historia de arte de la humanidad es ser la madre o
la mujer de alguien.
La historia del arte está creada y contada por y
para hombres, la huella de la mujer es
casi imperceptible en veinte siglos de historia de la humanidad.